Mientras Jesús comía con sus discípulos, tomó pan, lo bendijo, lo partió y dijo: «Tomad, este es mi cuerpo.»

Jesús dice: Buscad primero el Reino de Dios y su justicia. No os preocupéis por el mañana.

Jesús dijo a la mujer samaritana: Llega la hora, y es ahora, en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren.

Pablo escribe: Del mismo modo que por Adán mueren todos, así también todos revivirán en Cristo.

Acercaos a Cristo, piedra viva rechazada por los hombres, pero escogida y preciosa para Dios.

Pablo escribe: Sabemos que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto. También nosotros mismos gemimos en nuestro interior anhelando la redención de nuestro cuerpo.

Pablo escribe: Que nuestro Señor Jesucristo y Dios nuestro Padre que tanto nos amó y nos dio consuelo eterno, os anime interiormente y os afiance en todo bien de palabra y obra.

Pablo escribe: Nosotros no ponemos la mira en lo que se ve, sino en lo que no se ve; porque lo que se ve es transitorio, mientras que lo que no se ve es eterno.